martes, 24 de junio de 2008

CON MOTIVO DEL CINCUENTENARIO DE LA UNIVERSIDAD LABORAL DE CORDOBA

Texto de la intervención del Enrique Pozón Lobato, ex secretario General de la Universidad Laboral de Córdoba, que abrió la sesión académica conmemorativa de la efeméride -2 Noviembre de 2007- celebrada en el Salón de Actos de la Universidad de Córdoba

Autoridades; representantes institucionales; comunidad educativa de la que fue, en su día, la Universidad Laboral de Córdoba; familiares y amigos.

La celebración del cincuenta aniversario de la fecha inaugural de la Universidad Laboral de Córdoba, ha sido el motivo para que este Salón Juan XXIII de la Universidad de Córdoba se llene de historia, con la presencia en él, no solo de personas que durante años y desde distintos puestos, dedicaron sus esfuerzos en atender las exigencias de un centro educativo con las características de la Universidad Laboral, sino también, y sobre todo, de alumnos, que en sucesivos cursos académicos, permanecieron en ella, enriqueciéndose en lo humano y en lo profesional

En nombre de la Comisión organizadora, damos la bienvenida a todos, con el reconocimiento agradecido, haciendo especial referencia:

A los Padres Dominicos, que durante 25 años – 1955 – 1980 -, tuvieron encomendada la dirección del centro; la responsabilidad educadora del alumnado en los colegios residencia; así como la docencia en materias determinadas.

A las Monjas Dominicas de la Anunciata, a cuyo cargo estuvo la dirección de los servicios de enfermería, limpieza, lavandería, plancha, cocina, comedores etc.

A los profesores de teoría, de prácticas y de laboratorio, jóvenes en su tiempo, hoy ya maduros o en plena época dorada de sus vidas, que con su saber y entrega en aulas, talleres, laboratorios y campos deportivos, supieron poner lo mejor de ellos en la formación técnica, profesional y humana de una nueva juventud.

A los educadores, responsables del internado en los seis colegios residencia, que con sus orientaciones, iniciativas y actividades de régimen interior, desempeñaron una labor formativa y complementaria de la docencia.

A los alumnos, a esos miles de jóvenes procedentes de toda España que permanecieron en el centro durante su etapa formativa, hoy jubilados o desempeñando en la actualidad, puestos de responsabilidad en numerosos sectores de la sociedad española. Hoy han vuelto ilusionados por los recuerdos marcados por la amistad y el compañerismo.

Al personal de Servicios técnicos entre los que cabe señalar a los médicos, ayudantes técnicos sanitarios, psicólogos, y medios audiovisuales, que durante años, unos, en las dependencias de la enfermería y pequeño hospital, cuidando la salud de los alumnos; otros, procurando dar orientación en sus estudios a través del gabinete de psicología, pionero en aquella época; y otros, haciendo llegar las noticias por los equipos de megafonía interior; preparando sesiones de cine forum y cine club; grabando programas para espacios radiofónicos difundidos por numerosas emisoras; o inmortalizando los acontecimientos mas significativos de la vida universitaria, con su quehacer fotográfico.

Al personal de administración y servicios generales, que desde sus trabajos burocráticos o de mantenimiento y conservación, supieron agilizar, con los medios de su tiempo, las labores de atención a alumnado y familias; mantener en buen uso las instalaciones del complejo edificio con sus distintas dependencias; al frente de la imprenta, para la confección del material de orden interno y revistas colegiales; en la atención de los servicios de telefonía y autobuses; sin olvidar las tareas de limpieza y las propias de naturaleza doméstica.

A la dirección técnica y trabajadores agrícolas de la finca Rabanales, anexa al centro, que durante años atendieron las labores propias de una explotación agrícola ganadera de 200 hectáreas, y que supieron poner su contribución para el desarrollo práctico de las enseñanzas agropecuarias del centro, participando en demostraciones y cursos de capacitación agrícola organizados por la Universidad Laboral

Y un recuerdo a los que ya no están, que dedicaron parte de sus vidas, a la noble tarea de servir al centro educativo, cuyo cincuentenario celebramos; o recibieron como alumnos, la influencia educadora de la Universidad Laboral. Hoy están con nosotros, en la memoria.

También agradecer la colaboración de aquellas personas, que por razón de su cargo; por la responsabilidad de su docencia; o por representar a la juventud que se formo en las aulas de la Universidad Laboral, han sido capaces de transmitir en sus artículos, publicados en el Suplemento del Diario Córdoba, el verdadero sentir de una institución educativa que tuvo, sin lugar a duda, una doble proyección: hacia dentro, impulsando instrumentos, actitudes y aptitudes, dirigidas a una juventud exigente, deseosa de formación y conocimientos; y hacia fuera, proyectándose en los ambientes culturales de la ciudad; fomentando iniciativas, cuyos beneficiarios fueron la industria y la agricultura cordobesa; sin olvidar los anhelos de creación de centros de estudios superiores, como anticipo de lo que sería la Universidad de Córdoba, ofreciéndole, además, a esta institución, el lecho de su infraestructura, para que en él, tomase vida y creciese el actual Campus Universitario Rabanales.

Llegado este momento, es de justicia destacar la tarea llevada a cabo por el entonces Rector de la Universidad de Córdoba, Profesor Doctor D. Amador Jover Moyano, presente en el acto, hoy profesor emérito de dicha Universidad, que durante los años 1990 a 1998 puso en marcha y desarrolló la iniciativa de adaptar las instalaciones y dependencias de la antigua Universidad Laboral, a lo que hoy conocemos como Campus Universitario Rabanales.

Y por último agradecer a la Universidad de Córdoba, en especial al Vicerrectorado de Comunicaciones y Coordinación Institucional, su estimable colaboración en la organización de los actos conmemorativos del cincuentenario; así como al Ayuntamiento de la ciudad; a la Diputación Provincial; a la Delegación Provincial de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucia; al Grupo Prasa y a Caja Sur. También al Diario Córdoba, por ofrecer en sus páginas, un suplemento conmemorativo, dando así difusión y relieve al acontecimiento.

Disfrutad del contacto humano en estos días de convivencia. Y que la nostalgia sentida lejos de la Universidad Laboral, se transforme en alegría de una tarea bien realizada en su momento.

Era hora de que el silencio mantenido en estos últimos años en torno a la Universidad Laboral, justifique su resonancia en la sociedad, para que las nuevas generaciones conozcan que en Córdoba hubo un centro que en un determinado momento, le correspondió entregarse a una tarea tan digna y excelente como la de educar a la juventud.

Y que esos miles de universitarios cordobeses que actualmente, en el año 2007, reciben sus enseñanzas en el Campus Universitario Rabanales, conozcan que antes que ellos, otros jóvenes de generaciones anteriores a la suya, disfrutaron de la riqueza del conocimiento y de la cultura, impartido y difundida por la Universidad Laboral de Córdoba.

Damos fin a nuestras palabras, con un abrazo de hermanamiento Universidad Laboral – Campus Universitario Rabanales, como signo mas significativo de la continuidad en la labor formativa de ambas instituciones; y broche de oro de la efeméride que hoy conmemoramos:

EL CINCUENTENARIO DE LA FECHA FUNDACIONAL DE LA UNIVERSIDAD LABORAL DE CORDOBA.

Muchas gracias

LA UNIVERSIDAD NO TIENE EDAD

El autor hace distintas propuestas para adecuar los estudios universitarios para mayores a sus reales expectativas, lo que implica flexibilidad de contenidos

ENRIQUE POZON LOBATO.- Doctor en Ciencias de la Educación

Ante las expectativas de adaptación de la universidad al reto del aprendizaje como proceso permanente, la realidad ofrece un modelo de universidad que no es el más adecuado para la educación de las personas mayores, por lo que es necesario un replanteamiento didáctico de la enseñanza universitaria tradicional hacia un modelo flexible, emancipatorio, humanista e intergeneracional, en una línea de intensificación y reforzamiento.

Los programas universitarios para personas mayores como propuesta pedagógica deben situarse en un equilibrio armónico entre su altura científica y las necesidades o expectativas específicas del alumnado mayor, exigiendo un cambio didáctico, metodológico y de la forma de enseñar, con exigencia de calidad. Definición y concreción de políticas sociales, educativas y de financiación de la formación para personas mayores con regulación legal a partir de la LOU y desarrollo básico para conseguir su integración plena en la estructura universitaria, con el reconocimiento de este tipo de programas.

Consecuentemente, la apertura de la universidad a programas dirigidos a profesionales, personal adultas, para completar su formación y reciclar sus conocimientos, ofrecer oportunidad de aprendizaje que ayude a mantener a las personas mayores en el mundo laboral; para facilitarles la herencia cultural de la humanidad; aprovechar la jubilación para lograr lo que siempre quisieron y no pudieron por su trabajo: la obtención de un título universitario; expectativas de programas conjuntos para facilitar los contactos e intercambios entre estudiantes universitarios jóvenes y personas mayores.

Siguiendo las directrices expuestas, se ha de resaltar que los programas que se realicen en la universidad han de atender a la diversidad de demandas de las personas mayores. En esta línea, debe abrirse un amplio abanico de posibilidades. Que el alumno una vez terminado el ciclo de tres años como mínimo, tenga la posibilidad de asistir a cursos monográficos y/o diversificados; potenciar la metodología universitaria para asimilarla lo más posible a los cursos reglados, fomentando los trabajos de investigación que beneficien a los alumnos, a la propia universidad y a la sociedad en general; cursos especialmente diseñados par que los alumnos que los cursen con aprovechamiento puedan convalidar, total o parcialmente, la prueba de mayores de 25 años y acceder a los estudios oficiales de la universidad, en las mismas condiciones que las señaladas cuando se superan dicha prueba; dentro de la ordenación académica universitaria, discernir opciones formativas y programas dirigidos a las personas mayores que tuviesen estudios previos, que permita su acceso directo a la formación superior universitaria y estén interesados en conseguir un título superior u oficial.

Flexibilidad

El modelo de universidad que se está tratando de construir implica flexibilidad en el diseño de sus contenidos, con diversificación de su currículum. Los programas universitarios para personas mayores, como grupo innovador, pueden contribuir al cambio de la Universidad, existiendo en su órgano de gobierno la correspondiente presencia institucionalizada.

Necesidad de profundizar en la configuración de este tipo de programas, con la implantación de diversos módulos, cerrados, completos y desarrollados con profundidad, adecuados y adaptados lo más posible a las experiencias, conocimientos y necesidades reales, dentro del entorno cultural, social y político en el que viven las personas mayores; y la elaboración de un marco básico que colabore en la unificación de criterios en relación con asignaturas, profesorado, metodología, didáctica, etc.

Lo anterior se completa con la configuración de un plan de estudios; la referencia a campos de conocimiento más que a materias; y que sean las propias universidades las que concreten las mismas, en función de sus posibilidades y del interés de la población a atender.

Favorecer el intercambio bidireccional de conocimientos estableciendo cauces para que las propias personas mayores planteen sus propuestas y experiencias a los responsables de los programas, siendo receptivos a las mismas, participando oficialmente el alumnado, en las decisiones referidas a las materias a impartir en las clases.

El profesorado universitario ha de estar preparado para este tipo de alumnado y debe cambiar la forma de educar, difundiendo conocimientos de una manera dinámica con una interacción profesor alumno, poniendo en práctica una metodología dinámica, activa, participativa, organizada en torno a experiencias personales gratificantes, constructiva, no agotándose la formación de manera endógena sino con proyección social.

Responsabilidad docente

La responsabilidad de la docencia no debe ser exclusivamente del profesorado universitario, sino también de expertos y colaboradores que por sus méritos profesionales puedan ser útiles, teniendo en cuenta, además, la capacidad del mayor para participar no sólo como educandos sino como educadores, en la actividades en el aula de formación abierta, transmitiendo sus conocimientos y experiencias.

Un objetivo fundamental dentro de la programación de actividades universitarias para personas mayores debe ser la investigación a través de grupos de trabajo, estimulando al profesorado para que la impulsen.

Dada la experiencia profesional y personal de los alumnos mayores, su presencia no puede quedar limitada a la asistencia a las clases para ocupar su tiempo libre y relacionarse con personas que tienen su mismas inquietudes intelectuales, sino que deben colaborar activamente, participando tanto en la sociedad como en la universidad, a través de un centro institucionalizado para ello.

Se debe tener en cuenta el aspecto intergeneracional de los estudios universitarios para mayores, fomentando las relaciones a través de acciones conjuntas de actividades, que favorezcan la oportunidad de compartir conocimientos y experiencias, a través de grupos de trabajo y profundizar en los problemas específicos de ambos biosegmentos. Que los programas se realicen en el espacio universitario con instalaciones propias adaptadas a las exigencias de las personas mayores, poniendo a su disposición las facultades, departamentos, aulas, laboratorios, bibliotecas, etc., sin ningún tipo de discriminación, favoreciendo la convivencia con los estudiantes jóvenes.

Una atención institucional prioritaria debe ser la evaluación de los procesos educativos de las personas mayores y el funcionamiento de sus aulas.