viernes, 14 de enero de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (47)

CONOCER LOS PROBLEMAS PARA CAMBIAR LA IDEA DE PERSONA MAYOR

Vamos a destacar algunas cuestiones puestas de relieve por Pilar Rodríguez , Jefa del Servicio de Estudios del IMSERSO

Aunque siempre resulta difícil priorizar cuando se trata de dar respuesta a necesidades sociales, parece existir consenso en las sociedades desarrolladas en cuanto se refiere a señalar la importancia creciente de la demanda de recursos y programas de todo tipo entre las personas mayores. El fenómeno del envejecimiento está originando un cambio social sin precedentes, cuyas dimensiones y verdadera envergadura están lejos aún de haber sido asumidas.

Está afectando, por un lado, al desarrollo personal de los individuos en particular, pero también el cambio afecta a la evolución de la propia sociedad en general, que también ella misma está envejeciendo.

Los desafíos que supone tal fenómeno afectan, por un lado, al incremento de los costes de protección social (sostenimiento de las pensiones, incremento de los servicios sociales y sanitarios, etc). Pero también atañen de manera muy importante a cuestiones de otra índole y vendrán a producir una transformación que afectará al ciclo de vida y a la organización de las diferentes etapas vitales. La ganancia de tiempo que podrá ser dedicado al ocio, por ejemplo, es un fenómeno nuevo para el que habrá que prepararse desde los primeros años de formación.

La estructura demográfica clásica, que clasifica en tres grandes grupos de edad a las poblaciones (<16>65), en relación a la función social que desempeñan -estudiantes, trabajadores, inactivos- tendrá que ser revisada, pues ya no se corresponde con lo que ocurre en el ciclo vital de la mayoría de la gente. Se comienza a plantear que el tiempo de ocio no se acumule, como ahora sucede, en los últimos 25 ó 30 años de vida, sino que se ofrezca con flexibilidad según las particulares circunstancias sociales y biográficas de las personas. Asimismo, la etapa posterior a la jubilación no debería ser el salto al vacío que es hoy día para muchas personas (el rol vacío de roles), sino una posibilidad real y concreta de desarrollo y crecimiento que debe ser favorecida desde la propia sociedad.

En síntesis, se plantea que los dos grandes retos a los que deben responder los países más desarrollados, por lo que se refiere al grupo social formado por quienes cuentan más de 60 ó 65 años son los siguientes:

1º) Por un lado, habrá que crear y definir espacios de participación social y de desarrollo personal para las personas mayores.

2º) Por otro lado, debería ofrecerse una respuesta integrada para dar respuesta a las necesidades de las personas que tienen problemas de dependencia (“aquéllas que precisan ayuda importante para desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria”).

En esta colaboración se ha seleccionado como prioridad la segunda de las cuestiones, sobre los que se realizan algunos comentarios y reflexiones.

El incremento de la demanda de cuidados de larga duración que requieren las situaciones de dependencia se explica, como es bien conocido, por la coincidencia en el tiempo de varios fenómenos sociológicos:

a) Por una parte, porque se está experimentando un crecimiento considerable de la esperanza de vida humana, lo que origina que cada vez más personas lleguen a edades avanzadas. Vivir muchos años es un logro social muy positivo de las sociedades modernas, pero también determina, como contrapartida, que crezca el número de quienes precisan ayuda para realizar las actividades de la vida diaria. Según las investigaciones desarrolladas, puede cifrarse en alrededor de un millón setecientas mil personas mayores de 65 años las que tienen problemas de dependencia. De ellas, sólo alrededor de doscientas mil viven en residencias, siendo, pues, inmensa mayoría las que viven en sus casas.

b) Al tiempo que crece la esperanza de vida, también a lo largo del siglo XX ha ido descendiendo el índice de fecundidad. Ello origina que el número de hijos e hijas, potenciales cuidadores de personas mayores dependientes, esté disminuyendo de manera importante.

c) En el incremento de la demanda de cuidados también incide de manera significativa el cambio social producido tanto en los modelos familiares, como en los valores culturales y en el rol social de las mujeres. Sobre ellas recaía y todavía hoy recae mayoritariamente el cuidado de las personas mayores, en lugar de tratarse de un rol compartido.

El desarrollo de programas y servicios comunitarios que proveen apoyo para favorecer que la vida humana, en su última etapa, se desenvuelva en el entorno cercano y cotidiano, en condiciones de dignidad, debiera ser un objetivo esencial para las sociedades en las que la consolidación de derechos sociales es una de sus conquistas irrenunciables.

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