domingo, 10 de junio de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (102)


La promoción del voluntariado social de las personas mayores
         
       Junto a  importantes cambios cuantitativos que nos llevan a contar con un numeroso colectivo de población mayor, se han producido unos cambios cualitativos importantes.  En una sociedad con avances tecnológicos, las personas mayores han perdido su papel. La sociedad actual no recoge para las personas mayores un papel especifico, ya que prima el modelo juvenil. Todo lo que venga de la tercera edad es rechazado.  Hace ya algún tiempo el presidente de los geriatras y gerontólogos españoles el doctor Guillen  declaraba: “En una sociedad en la que prima el poder y la belleza, las personas mayores no tienen sitio”.


        La situación puede ser especialmente problemática cuando se produce la jubilación, ya que al abandonar el trabajo se produce un vacío que debe ser llenado.  Tradicionalmente la jubilación esta asociada a pasividad, ha haber realizado ya suficientes cosas en la vida, en definitiva a ser receptor de servicios, más que prestador.  Sin embargo, esta pasividad de las personas mayores,  puede ser en parte superada a través de  actividades que tratan de romper el aislamiento, el encerrarse en sí mismo: “hay que hacer cosas para no sentirse viejo”.

        Nos encontramos con un importante colectivo de población, en plenitud de facultades físicas y mentales, sin los problemas de salud de antaño, con unos niveles económicos aceptables, con 15 o  20 años más de media de vida después de la jubilación, con capacidad y los conocimientos que  han proporcionado bastantes años de experiencia vividas, y que cuentan con una gran cantidad de tiempo desocupado.  Sin embargo se encuentran socialmente marginados y desplazados.

        Cuando tenemos ganas de seguir de manera activa en la vida de la sociedad, pocas cosas hay tan gratificantes como la oportunidad de ayudar a otras personas  a través de la  participación como voluntarios. El voluntariado contribuye a mejorar la calidad de vida de muchas personas y crea redes de solidaridad que fortalecen las sociedades. Además, no sirve sólo a las personas a las que va dirigida la acción voluntaria. El Voluntariado es también un “lugar de encuentro”, facilita la relación con otras personas con las que se comparten intereses e inquietudes, favorece el contacto intergeneracional, permite conocer otras realidades y enriquece, en suma, nuestra percepción del mundo que nos rodea.
        Son muy diversas las posibilidades de participación como voluntario, en ámbitos diferentes como el social, el cultural, el deportivo o la cooperación internacional, y en acciones que van desde las tareas de apoyo administrativo a la labor directa con otras personas. Son numerosas las personas mayores que dedican unas horas cada día o cada semana a causas altruistas. Asociaciones y entidades sociales encuentran en los mayores el apoyo que necesitan para llevar adelante sus proyectos. Muchas personas, de todas las edades, tienen la oportunidad de recibir de voluntarios mayores una ayuda que les hace la vida más fácil, más agradable y más rica.
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Hasta fechas muy recientes, las asociaciones sólo se ocupaban de la asistencia a las personas mayores, e incluso mostraban una falta de interés por incorporarlas como voluntarios. Se consideraba que las personas mayores no tienen entre su experiencia de vida el voluntariado, y para este colectivo es algo que no va con su “estilo de vida”, no hecho para ellos, sino para personas jóvenes con un alto grado de sacrificio y compromiso.  Entre sus alternativas de ocio, el voluntariado, para la mayoría es algo lejano e impensable.  La participación social es, en principio, algo que se plantea sólo una minoría, aunque si se orienta como una forma de ser útil, o de sentir que no se está acabado, y de poder aportar la experiencia, la base de potenciales voluntarios aumenta considerablemente.

        Pero participar no es únicamente cumplir con un deber de solidaridad con la sociedad, sino un modo de no sentirse al margen, de no sentirse viejo o que uno ya no vale nada.  Por ello, el mensaje para captar personas mayores debe transmitir la idea de la organización como un marco en el que se reconoce y valora la experiencia de las personas mayores.  Se trataría de apelar a lo útil, a las potencialidades, o sea, al saber y experiencia de los mayores.

        En   la actualidad, cada vez más, estas asociaciones se interesan por hacer participar activamente  las personas mayores, no sólo como protagonistas de su propio desarrollo, sino como enorme cantera de recursos humanos, con una amplia disponibilidad de tiempo, que puede cubrir horarios y tareas donde es difícil encontrar otro tipo de voluntarios. La disposición a participar existe, siempre que se lance el mensaje adecuado, ya que nos encontramos con un colectivo que es difícil de este paso por sí mismo No podemos olvidar, que diversos estudios han demostrado una fuerte relación entre voluntariado y satisfacción en la vida.

         Es de esperar que en los próximos años se produzca un aumento de la participación de las personas mayores como voluntarios.  Administraciones y asociaciones están empeñadas en la tarea.  Así, por ejemplo, el Plan Gerontológico entre otros objetivos dedicados a la participación de las personas mayores propone: “Motivar a las personas mayores tanto a nivel individual como grupal (hogares, asociaciones, residencias etc.) para su participación voluntaria en el desarrollo de Programas y prestación de servicios sociales” o bien “fomentar la participación social y política de las personas mayores”

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