lunes, 2 de febrero de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (206)

LA MUJER MAYOR DEL FUTURO

Como consecuencia de la mayor esperanza de vida en la mujer que en el hombre (84 y 78 años de media, respectivamente), y a causa del mayor envejecimiento de la población, son bastantes más las mujeres de edad avanzada que los hombres. En esa sociedad futura en la que las personas mayores han de tener mayor protagonismo, habrá de replantearse el papel que corresponde a la mujer mayor, distinto al que les correspondía cuando eran todavía jóvenes. 



Habrá que prestar una atención especial a las mujeres mayores viudas, más numerosas que los hombres mayores viudos. Para ellas debe establecerse un nivel de pensiones mayor al que actualmente reciben; y el establecimiento de servicios sociales específicos, que comience por un apoyo familiar explícito y debidamente adaptado a sus características diferenciales

Si tenemos en cuenta la importancia decisiva de la familia en la conformación de un modelo de sociedad, no pueden ignorarse, pensando en la sociedad del futuro, los cambios evidentes que se están produciendo en el modelo familiar. Pautas familiares que eran comunes hasta hace poco han cambiado de forma notable: relaciones padres hijos, relaciones de noviazgo y entre pareja, cambios legislativos introducidos sobre disolución del matrimonio, progresivo abandono del Derecho natural como fundamento del concepto de familia,  etc.

Mayor protagonismo de la mujer, que no puede quedar recluida, salvo que lo haga por propia voluntad, al ámbito exclusivo del hogar familiar. En su juventud ha recibido una formación y capacitación profesional y, al igual que el hombre, es preciso que las ponga al servicio y en beneficio de la sociedad, aparte de que su trabajo profesional, en igualdad de condiciones que el hombre, le sirve para que su persona adquiera una mayor proyección. Esto exige políticas activas de conciliación de la vida familiar y profesional y, en cualquier caso, el diseño de un modelo de sociedad en la que la mujer ya no es la persona que permanece en el hogar, para atender las necesidades de éste y especialmente las de los hijos, mientras que el hombre se ocupa de la ganancia económica para el sostenimiento de la familia. Hoy el trabajo, el cuidado de los hijos y las tareas del hogar, están repartidas entre hombre y mujer.


Si ya en el momento actual se hace evidente que las personas mayores han incrementado su nivel cultural en relación con generaciones precedentes, todo hace pensar que dicho nivel cultural será mayor en el futuro, que tendremos unas personas mayores, no sólo hombres sino también mujeres, mejor instruidos, con niveles educativos más avanzados, con una experiencia de conocimientos mayor. Ello les posibilitará una mayor independencia de criterio, mayor libertad en el ámbito personal, familiar y comunitario, mayor capacidad de influencia social, una transformación de su rol actual, en definitiva una presencia más activa en la sociedad.

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