martes, 8 de diciembre de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (238)

INTRODUCCIÓN A UNA TESIS DOCTORAL (IV de V)

En nuestro país, la legislación no contempla una institución social concreta y exclusiva que satisfaga el aprendizaje y deseos de cooperar y participar de los mayores; ni tampoco unos objetivos o fines previamente fijados, consecuentes con la heterogeneidad de los individuos que envejecen. Modalidad no formal, extraescolar, no reglada, abierta y sin fronteras. Y ante tal ausencia la respuesta de la sociedad han sido varias: Centros de Mayores; Aulas de la Tercera Edad; Universidades Populares; Cursos de Preparación para la Jubilación; Escuelas  para el Envejecimiento; y Programas Universitarios para Mayores.

La pedagogía dirigida al mayor ha de ser activa, participativa, organizada en torno a experiencias personales gratificantes, constructivas, cualificadas y proyectadas socialmente hacia: la información y educación para un envejecimiento sano; la movilización, mejorando la unión social de los mayores; la comunicación  con un mayor sentido de autoestima; y para el desarrollo personal con una mayor presencia en la comunidad. 

Una vertiente educacional la encontramos en los programas universitarios para mayores, siguiendo las indicaciones de la Declaración Mundial de la UNESCO sobre educación superior en el siglo XXI, que estableció que los Centros Universitarios estuviesen abiertos a las personas mayores, creando oportunidades de aprendizaje flexibles y creativas. 

Hay realidades sociales referidas al fenómeno del envejecimiento, que exigen a la Universidad, protagonismo. Es la idea de la Universidad ligada al “envejecimiento activo”. La educación universitaria para personas mayores es consecuencia directa del alto nivel de envejecimiento poblacional, destacando la importancia de que la Universidad tenga un autoconocimiento de ellas y participen en la investigación  de temas relacionados con la Gerontología Social

Ello exigen un replanteamiento didáctico de la enseñanza universitaria tradicional hacia un modelo más flexible y emancipatorio; con incorporación de proyectos intergeneracionales; con iniciativas encaminadas a promover  las ciencia y la cultura para mejorar la calidad de vida. La presencia de las personas mayores en las aulas universitarias persigue: llenar de actividades gratificantes el tiempo libre; una mayor preparación para el desarrollo personal; adaptación continua a los cambios acelerados; incorporación plena a las relaciones intergeneracionales; compartir conocimientos y  experiencias, en grupos de trabajo; facilitar su desarrollo científico, social y cultural, potenciando su autoestima y autovaloración.

En esta línea, los programas universitarios para personas mayores  en España, con diferentes  denominaciones  reflejo de una diversidad y pluralidad de concepciones, cuentan con el apoyo directo o indirecto y la supervisión de la Universidad. No obstante la forma de enseñar  debe tener su base, en determinadas recomendaciones metodológicas, estrategias para el aprendizaje, y peculiares facetas de actuación. En tal sentido es necesario un estudio pormenorizado de las actuaciones de la Universidad en lo que hace referencia a la estructura de los programas, metodología, profesorado, tipología de alumnos, investigación, actividades complementarias, etc. 

De ahí algunas puntualizaciones tanto a los planteamientos educativos, como al futuro institucional de  estos programas universitarios, ante el doble enfoque de la educación,  bien para el reciclaje o compensación del déficit, o  para la educación permanente al servicio de “activismo”. Ello impone una diversificación del curriculum, tanto en objetivos como en contenido, a través de la educación reglada o formal, la no reglada y la educación especializada.

(Continuará)


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