domingo, 22 de mayo de 2016

LA VENTANA DEL MAYOR (259)

¿ESTAMOS PREPARADOS PARA AFRONTAR
EL ENVEJECIMIENTO ( y II)

La necesidad de percibir la vejez como una etapa más dentro de la propia evolución hace imprescindible aumentar las posibilidades a la hora de establecer una estrategia. Son factores para frenar el envejecimiento  con eficacia demostrada en el alargamiento de la vida humana, los siguientes:






El ejercicio físico: realizar regularmente algún programa de ejercicios supervisados; participar en alguna Institución, que desarrolle un programa de ejercicios apropiados, juntamente con otras personas mayores.  Previene la atrofia muscular; mejora la movilidad de las articulaciones; aumenta la flexibilidad; facilita la circulación de la sangre; reduce el riego de enfermedades cardíacas; mejora la masa ósea; tiene efectos tranquilizantes y tonificantes; aumenta la sensación subjetiva de bienestar.

Los Hábitos Alimenticios. La Dieta: dieta rica en fibras previene el cáncer y facilita las evacuaciones; dieta baja en grasas saturadas, evitando el exceso de grasas y proteínas animales: previene las cardiopatías y algunos tipos de cáncer;  consumo de frutas y verduras que contienen vitamina C, previene el cáncer; dieta rica en calcio, previene la osteoporosis; evitar el exceso de dulces y azúcares refinados, previene la diabetes; evitar la obesidad, previene las cardiopatías; control de los niveles de colesterol, evita la formación de trombos. 

Los Hábitos Tóxicos. Evitar el hábito de fumar, previene el cáncer de pulmón, la cardiopatía isquémica, el enfisema y otras neuropatías; evitar el exceso de alcohol, previene las enfermedades cardíacas, los accidentes vasculares cerebrales y los trastornos de personalidad; evitar el exceso de café, previene el insomnio, la inquietud y las cardiopatías. 
        
El Control Médico. Control de las hiperlipidemias, evitan la formación de trombos; control de la hipertensión, evita accidentes vasculares cerebrales y cardiovasculares.; .medicamentos con supervisión médica, para evitar interacciones y efectos secundarios; participar en las actividades formativas sobre los cuidados respecto a la salud. 

El Descanso e Higiene Personal. Procurar tener un descanso nocturno de 7/8 horas, evitando dormir durante el día; evitar exposiciones prolongadas al sol, previene el exceso de arrugas y el cáncer de piel; la higiene diaria es un factor preventivo de las enfermedades infecciosas; favorecer, mediante la dieta, las evacuaciones diarias. 

Actividad mental: Conservar y mantener las capacidades Intelectuales. Las capacidades Sensoriales. Vista y oído: importancia de compensar las pérdidas, para evitar que se agraven; medidas preventivas (Gafas y Audífonos) para mantener la agudeza y la eficacia. Las capacidades intelectuales: Atención, Velocidad de procesamiento e Inteligencia. Activación de estas capacidades de una manera natural en las ocasiones que la vida ofrece, manteniendo una actitud activa y evitando marginaciones, inhibiciones; ejercitación de estas capacidades, a través de actividades concretas y significativas, en situaciones de aprendizaje, que requieran prestar atención, elaborar la información y ejecutar una tarea, con una secuencia progresiva de complejidad en las tareas indicadas. 

La Memoria. Ejercicios para ejercitar la memoria a corto plazo: la lista de la compra, los números de teléfono, las edades y nombres de los nietos y otros familiares, etc.; ejercicios para ejercitar la memoria operacional, reteniendo mentalmente las fases de la ejecución en tareas diversas: manuales de instrucciones, recetas de cocina, etc.; ejercicios para ejercitar la memoria remota: explicación y transmisión de vivencias y situaciones pasadas; participar en algún programa de contacto intergeneracional. 

LA VENTANA DEL MAYOR (258)

¿ESTAMOS PREPARADOS  PARA AFRONTAR
EL ENVEJECIMIENTO? (I de II)


¿Estamos preparados para envejecer?. El envejecimiento personal, particular o individual lo relacionamos a nuestra propia visión y percepción. Podemos verlo como una situación llena de oportunidades que nos va a permitir realizar cosas que no podíamos hacerlas cuando éramos  más jóvenes, debido al trabajo y la familia. Pero también podemos ver el envejecimiento, como una situación llena de enfermedades, de achaques, dolores, limitaciones, marginación y discriminación, por parte de una sociedad de consumo que no se ha preparado para la vejez. Desde el punto de vista, social y grupal, la pregunta es ¿qué estamos haciendo como sociedad para prepararnos para el envejecimiento? Hoy en día la mortalidad global ha disminuido, pero ha aumentado la morbilidad; es decir, ha aumentado el número enfermedades crónicas que traen consigo discapacidad y dependencia.. La necesidad de percibir la vejez como una etapa más dentro de la propia evolución hace imprescindible aumentar las posibilidades a la hora de establecer una estrategia. Vamos a intentar situar aquellas tareas que pueden contribuir mejor a una vivencia más positiva de la vejez.  


En primer lugar la consideración de la vejez como una etapa más de crecimiento personal, en la que las actividades, las ilusiones y las relaciones con los demás, pueden y deben mantenerse en un primer plano, aunque con un contenido, ritmo, y perspectiva social diferente a otras etapas. Un crecimiento personal que puede ir acompañado de una mirada más serena, relativa, benevolente y discreta, en función de un mayor conocimiento y experiencia sobre sí mismo y sobre los demás. 



En segundo lugar la defensa de la autonomía personal y social, en el sentido de ser capaz de hacer lo posible para conservar nuestras capacidades físicas, nuestras capacidades de decisión sobre nuestra propia vida y nuestras capacidades de relación, dignidad y respeto en el marco familiar y social. Una demanda excesiva de apoyo y ayuda puede ir en contra de la optimización de nuestras propias capacidades  


En tercer lugar la aceptación de las limitaciones y los cambios que comporta la edad, tanto en el plano físico (limitaciones de salud), como en el plano afectivo (pérdida de personas), como en el plano social (menor protagonismo). En este sentido, y en determinados momentos, la acumulación de pérdidas puede desbordar las capacidades de aceptación y elaboración de los mayores.  La amplitud de las redes de apoyo suele ser un elemento determinante para ayudar a amortiguar los efectos de estas pérdidas.  Y finalmente el tema de la elaboración del tema de la muerte, que suele ir parejo a la inevitable recapitulación y balance del ciclo vital. Una temática que, más que tomar la dimensión de una visión trágica, puede ser considerada como algo natural que forma parte de la misma existencia humana, de la sucesión generacional. 

domingo, 8 de mayo de 2016

LA VENTANA DEL MAYOR (257)

LOS MIEDOS EN LAS PERSONAS MAYORES 

Cuentan que un día un peregrino se encontró con la Peste y le preguntó a dónde iba: a Bagdad, le contestó ésta, a matar cinco mil personas. Pasó una semana y cuando el peregrino se volvió a encontrar con la Peste que regresaba de su viaje la interpeló indignado: ¡me dijiste que ibas a matar a cinco mil personas, y mataste a cincuenta mil!. No, respondió la Peste. Yo sólo maté a cinco mil, el resto se murió de miedo. 

Los miedos son reacciones defensivas normales del organismo, mecanismos frente a posibles peligros que aparecen en situaciones nuevas, desconocidas o vividas como peligrosas. Se pone el organismo en alerta. 


Muchos miedos están en relación con la toma de conciencia de la idea de tiempo, con la idea de vejez, con la idea de la muerte propia.  Miedos a la vejez, a la soledad y a la muerte.  Palabras como ansiedad, angustia, miedo, fobia, depresión, son habitualmente usadas y no siempre con el sentido verdadero del término. El miedo responde a la percepción de un peligro real o a la visión de un peligro que venga del exterior.

La idea de tiempo es inquietante, porque nos indica que somos mortales, finitos, perecederos, y aparece como mensajero de la ineludible meta final. . Hay una cierta resistencia a envejecer, la idea de la vejez produce desconcierto, sensación de desamparo, de soledad, de sufrimiento psíquico. Miedo a la soledad Empecemos diciendo que estar solo no es lo mismo que sentirse solo. La soledad es una vivencia, y no depende de la cantidad de contactos que se tenga Algunas veces esta soledad está vinculada a carencias afectivas anteriores y otras a fantasmas que rondan al  que esta envejeciendo y más al viejo .Es muy común que la inactividad y el aburrimiento abonen la soledad. 
El tiempo futuro trae de la mano la idea de la vejez y la de la muerte. Decimos que es saludable enfrentar los miedos,  Negarlos solo sirve para transformarlos en temibles fantasmas.  
Al encontrarse la persona mayor con los cambios que le suceden a nivel biológico, psicológico y social, esto le significa  inquietud,  desasosiego,  incertidumbre, inseguridad y por supuesto miedo. Miedo a lo nuevo, a lo desconocido, o más aún a lo mal conocido. Muchas veces se trata de no mirar los cambios, negarlos, disimularlos, no querer asumirlos. Se puede tener distintas actitudes frente a esto pero es beneficioso estar dispuesto al cambio. El miedo a la vejez tiene que ver con la idea que está instalada en el imaginario: declinación de todas las funciones, deterioro físico y psíquico, y la temible falta de autonomía que lleva implícita la dependencia. Este miedo está presente en la mayoría de las personas que envejecen. Miedo a la incapacidad motriz, a los trastornos de los sentidos, de la memoria, del juicio, pero básicamente a la dependencia. 

La muerte no es propia de ninguna edad, aparece en cualquier momento, pero es sin duda mas esperable en la vejez. Las actitudes frente a la idea de muerte han ido variando a través del tiempo y de las distintas sociedades y culturas, pero también se modifica a lo largo de la propia vida y en relación a la realidad personal y socio-cultural de cada individuo, lo que le imprime un sello único. Se puede negar o aceptar la idea de la muerte propia y en este caso hacer una aceptación pasiva , resignada , con sufrimiento y repliegue, que lleva implícito una espera aunque todavía no esté anunciada. Pero también se puede tener una aceptación activa, con reflexión y nuevos proyectos, esto es, una lucha por vivir. El poder hablar de estos miedos, escribirlos, dramatizarlos tantas veces como sea necesario, hace que dejen de ser temas tabú, prohibidos, peligrosos, y dejen de constituirse en fantasmas. 

LA VENTANA DEL MAYOR (256)

LA REMINISCENCIA EN EL PROCESO DEL ENVEJECIMIENTO

          Hacemos una división entre período de envejecimiento y vejez. Consideramos como el envejecer, el período de tiempo que va entre los 55 y los 75/79 años  y vejez, el período que se extiende a partir de los 80 años.  Las personas que envejecen, toman conciencia del tiempo, se sienten como pasajeros del tiempo y el tiempo es la más implacable, tirana e inexorable de las dimensiones en donde transcurre el hombre. 


         Este contacto con la idea de tiempo que no solo marca nuestra finitud, sino lo que hicimos y lo que dejamos de hacer, los años que se fueron cumpliendo, los hijos que se fueron independizando, la jubilación, los nietos que significan ser abuelo, las muertes cercanas, el cuerpo que ha cambiado, la menopausia, las arrugas, las canas, la necesidad de lentes o de audífonos.

Cambios en lo biológico que el cuerpo denuncia y que implican cambios psicológicos importantes. Son las pérdidas con las que se enfrenta la persona mayor y el trabajo de duelo que se pone en marcha, en forma necesaria y saludable en la mayoría de los casos; en forma patológica en otros. La toma de contacto con la idea de tiempo y la vivencia de pérdida, son dos de las características del envejecer.




        Aparece la necesidad de  la toma de conciencia de su situación de persona mayor, con limitaciones y posibilidades y el posicionamiento frente a esto, la función de la reminiscencia, función psíquica saludable, aunque mal vista dentro del imaginario social. La reminiscencia, es la posibilidad de recordar pensando, o relatando hechos del pasado, reforzando la identidad, al darle una vivencia de continuidad a la vida, de historia de vida 


             Encontrarse con muchas cosas vividas y hechas a lo largo del tiempo aumenta la autoestima. Decimos también que a través de la reminiscencia se logra la integridad al articular este presente con el pasado y desde ahí proyectar el futuro. El valorar el pasado ayuda además a poder trasmitir a las nuevas generaciones hechos de la historia y así mantener la memoria colectiva. Otra función de la reminiscencia es permitir la resignificación de lo vivido, volver a ver algún acontecimiento traumático o no, pero muchas veces conflictivo y efectuar una relectura de una manera menos dolorosa. A la luz de nuevas experiencias y con el tiempo como telón de fondo, se pueden dar significados distintos a las cosas vividas. Y de esta manera se estimulan los duelos, necesarios para poder dejar energías libres y utilizarlas en el presente. La reminiscencia muestra además el triunfo de la longevidad porque solo se puede llegar a viejos si la muerte no ha llegado antes.