domingo, 8 de mayo de 2016

LA VENTANA DEL MAYOR (256)

LA REMINISCENCIA EN EL PROCESO DEL ENVEJECIMIENTO

          Hacemos una división entre período de envejecimiento y vejez. Consideramos como el envejecer, el período de tiempo que va entre los 55 y los 75/79 años  y vejez, el período que se extiende a partir de los 80 años.  Las personas que envejecen, toman conciencia del tiempo, se sienten como pasajeros del tiempo y el tiempo es la más implacable, tirana e inexorable de las dimensiones en donde transcurre el hombre. 


         Este contacto con la idea de tiempo que no solo marca nuestra finitud, sino lo que hicimos y lo que dejamos de hacer, los años que se fueron cumpliendo, los hijos que se fueron independizando, la jubilación, los nietos que significan ser abuelo, las muertes cercanas, el cuerpo que ha cambiado, la menopausia, las arrugas, las canas, la necesidad de lentes o de audífonos.

Cambios en lo biológico que el cuerpo denuncia y que implican cambios psicológicos importantes. Son las pérdidas con las que se enfrenta la persona mayor y el trabajo de duelo que se pone en marcha, en forma necesaria y saludable en la mayoría de los casos; en forma patológica en otros. La toma de contacto con la idea de tiempo y la vivencia de pérdida, son dos de las características del envejecer.




        Aparece la necesidad de  la toma de conciencia de su situación de persona mayor, con limitaciones y posibilidades y el posicionamiento frente a esto, la función de la reminiscencia, función psíquica saludable, aunque mal vista dentro del imaginario social. La reminiscencia, es la posibilidad de recordar pensando, o relatando hechos del pasado, reforzando la identidad, al darle una vivencia de continuidad a la vida, de historia de vida 


             Encontrarse con muchas cosas vividas y hechas a lo largo del tiempo aumenta la autoestima. Decimos también que a través de la reminiscencia se logra la integridad al articular este presente con el pasado y desde ahí proyectar el futuro. El valorar el pasado ayuda además a poder trasmitir a las nuevas generaciones hechos de la historia y así mantener la memoria colectiva. Otra función de la reminiscencia es permitir la resignificación de lo vivido, volver a ver algún acontecimiento traumático o no, pero muchas veces conflictivo y efectuar una relectura de una manera menos dolorosa. A la luz de nuevas experiencias y con el tiempo como telón de fondo, se pueden dar significados distintos a las cosas vividas. Y de esta manera se estimulan los duelos, necesarios para poder dejar energías libres y utilizarlas en el presente. La reminiscencia muestra además el triunfo de la longevidad porque solo se puede llegar a viejos si la muerte no ha llegado antes. 

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