domingo, 5 de junio de 2016

LA VENTANA DEL MAYOR (261)

¿SON FELICES LAS PERSONAS MAYORES?

La felicidad subjetiva mejora y va aumentando conforme envejecemos. La vejez no sólo trae consigo achaques: también felicidad. No es envejecer lo que resta felicidad, sino las circunstancias que se asocian al envejecimiento. Cuando se es mayor, se experimentan emociones con la misma intensidad que cuando se es joven y los mayores sienten emociones positivas con igual frecuencia que la gente más joven. Existe  más expresión de “felicidad”, “gratitud”, “contento” que de “frustración”, “tristeza” o “rabia”. Una mayor complejidad y riqueza emocional, mejorando el manejo adecuado de los afectos. Una mayor “madurez” afectiva.

En el fenómeno del envejecimiento miramos sólo la parte biológica. Pensamos que a partir de una determinada edad nos espera la dependencia, el declive, el deterioro, Envejecer no es visto como una etapa natural de nuestro ciclo vital que tiene sus particularidades, sus peculiaridades, sus posibilidades de desarrollo y crecimiento humano, no es una etapa de involución. Se tienen achaques, y  la enfermedad acecha, pero en términos de felicidad, tenemos una común y equivocada creencia, que los días más felices de la vida de las personas se producen cuando se es joven. Pero las personas mayores disponen de estrategias cognitivas y emocionales para afrontar la vida, a pesar de que, biológicamente, se haya entrado en la decadencia física. A medida que nos hacemos mayores, buscamos recursos para ser lo más felices posible y adaptarnos a las nuevas circunstancias.  Se trata de una actitud vital y positiva ante nuestra propia vida, dando valor a cada cosa, en definitiva, conseguir sentirse vivo


La experiencia adquirida a lo largo de los años facilita la adaptación a las  condiciones que impone la edad. Las personas mayores conocen cómo actuar utilizando destrezas y habilidades que ayuden a superar los vaivenes de la vida. Una persona será más o menos feliz en función de sus circunstancias, sus condiciones de vida y su personalidad, que también ocupa  un lugar destacado. Ser optimista es la mejor vacuna contra la depresión, se cuidan más y siguen mejores hábitos de salud, ya que se alimentan de forma más adecuada y hacen más ejercicio Evidentemente, la salud y la autonomía son importantes; una condición física buena ayuda a sentirse más dinámico y anímicamente más alegre y vital. Aquellos mayores que no sufren de depresión, que cuentan con apoyo familiar y que pueden ejercer su actividad diaria sin depender de otros, están más satisfechos con su vida. Promover la felicidad de los mayores beneficiará su salud  y por ende a toda la sociedad. Las personas felices no solo disfrutan más de la vida, sino que además tienen menos posibilidades de morir en los próximos años si su estado anímico es positivo. Diversos estudios sobre la longevidad han demostrado que felicidad y longevidad están estrechamente relacionadas.

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